¿Por qué alimentarnos de forma consciente?
La alimentación como camino para recuperar la energía vital.
Una alimentación consciente es uno de los pasos más importantes para retomar el control sobre nuestra vida.
Nuestro cuerpo es un templo, en él toman refugio nuestra mente y nuestro espíritu, es por eso que mantener un cuerpo sano nos conducirá a una mente más enfocada y calmada; a un espíritu en armonía con nuestro medio ambiente; por consiguiente, a una vida más larga, próspera, saludable e interesante.
Pero ¿por qué querrías hacer eso?
Es cierto que comer lo que quieras cuando quieras es uno de los más grandes y simples placeres de esta vida.
¿Por qué dejar (o reducir) el consumo de aquellos alimentos no tan sanos que te gustan tanto?
¿Para qué intervenir tu cocina?
¿Vale la pena probar nuevos sabores?
¿Por qué estar del lado de los vegetales? Si puedes estar del lado de las frituras.
La respuesta a estas preguntas es simple:
“Somos lo que comemos”
reza el popular refrán de Ludwig Andreas Feuerbach.
Esto quiere decir que tomar un control activo sobre nuestra dieta, para mejorarla, hará que seamos una mejor versión de nosotros mismos. Al optar por el consumo de alimentos más sanos, estamos apostando por un estilo de vida distinto: sin sobrepeso, sin problemas cardiovasculares, sin diabetes, con más autoestima, más energía, un mejor cuerpo y una mayor disposición para llegar a la autorrealización como individuos.
La alimentación es solo el camino para recuperar la energía vital del cuerpo físico, y así, ir sumergiéndote en el resto de las formas que llevan hacia una vida de felicidad.
¿Qué debería comer? ¿Qué alimentos son los indicados?
Lógicamente hay decisiones que intuitivamente se saben incorrectas, como por ejemplo: comer dos hamburguesas cerca de la medianoche. Pero esto no responde la pregunta.
Existe una gran cantidad de dietas, algunas se basan en conteo de puntos, otras en la ingesta de lípidos, otras dan prioridad a las proteínas y muchas más. Todas distintas, todas válidas, sin embargo, un factor de suma importancia es el consumir alimentos vivos (también conocidos como alimentos crudos).
Un alimento vivo es aquel que se consume tal cual lo otorga la naturaleza. en su preparación la cocción no alcanza una temperatura mayor a 45° grados centígrados (si es que llegase a cocinarse). Esto permite que el alimento conserve todas sus propiedades intactas (enzimas, proteínas, vitaminas, aminoácidos, etc.), lo cual facilita la asimilación de sus nutrientes.
Además, consumir alimentos vivos otorga grandes beneficios, como los siguientes: mayor lucidez y agilidad mental, reduce la ansiedad, elimina el insomnio, equilibra el estado anímico, da más energía vital e incrementa las ganas de vivir.
Los alimentos vivos por excelencia son los vegetales de hojas verdes, las legumbres, frutos secos y carnosos. También existen otras preparaciones o alimentos que se consideran vivos, tales como: fermentos, probióticos, leche (de origen vegetal), granola, mantequilla (de origen vegetal), dips y hummus (preparados con legumbres a baja cocción).
¿Que ocurre con las carnes?
No importa si eres carnívoro (vegano, vegetariano, omnívoro, frugívoro, etc.) una dieta cuyo pilar fundamental sean los alimentos crudos es viable para cualquier persona y es posible complementarla con la ingesta de alimentos de naturaleza animal (pero tampoco son indispensables). Sin embargo, es vital que consumas productos libres de hormonas, antibióticos u otros medicamentos.
¿Que ocurre con la leche? ¿Con los huevos?
Leche, huevos, mantequilla y demás derivados animales están permitidos en una dieta a base de alimentos vivos. Pero no olvides que su consumo no es indispensable, perfectamente puedes alcanzar un estilo de vida saludable (con todos los nutrientes) llevando una dieta vegana. El asunto relevante se presenta cuando hablamos sobre el trato y las condiciones bajo las cuales fueron criados los animales que nos sirven de alimento.
Hablemos de ética
Comer carne o productos de origen animal no es ningún crimen, no resulta repulsivo ni es una actividad innovadora, aun así, hemos hablado de la transformación de nuestro ser a través de nuestra dieta, pero nuestra dieta también incluye la cadena de producción de nuestros alimentos.
Todos somos parte de la cadena alimenticia y a lo largo de toda la evolución la muerte ha sustentado a la vida. Esto no significa que debemos hacer caso omiso a las malas prácticas que se llevan a cabo en la industria alimenticia, prácticas cuya causa es un asunto tan mundano y humano como la necesidad de generar mayores ingresos. Esto deriva en el maltrato animal que tienen que soportar cientos de miles de seres desde el primer día de vida hasta el último.
Como comensales (incluso si es a pequeña escala) la mejor forma de hacerle frente a estas prácticas es evitando la compra de estos productos. Opta por adquirir alimentos locales, libres de hormonas, antibióticos o pesticidas. Apoya la producción local, sustentable y, sobretodo, ética. No seas cómplice de cualquier tipo de explotación que juegue con la vida de animales o plantas.
¡Manos a la obra!
Sin importar nuestros sueños, metas o anhelos, la clave para una vida larga, próspera y sana siempre será el equilibrio entre nuestro cuerpo, nuestra mente y nuestro espíritu.
Siempre podemos ser mejores y la mejor forma de empezar es cambiando lo que encontramos en nuestra cocina, incluso si son pequeños cambios no olvides que toda intención de reinventarte, mientras esté acompañada de acciones, te llevará lejos.
Recuerda que no importa cual sea tu tendencia alimenticia (vegano, vegetariano, omnívoro, carnívoro o simple amante de la comida), lo importante es que implementes, de forma sostenida, cambios positivos en tu vida.
Utiliza tu creatividad, tus habilidades culinarias e incorpora las recetas que encontraras en abundancia por la red.
Empieza a tomar las riendas de aquello que le das a tu cuerpo. No te olvides de agradecer por cada alimento y tampoco te olvides de disfrutar de cada bocado.
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